Amor con obras
(Juan 3, 16-21) Porque todo el que obra mal, odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. Al contrario, el que pone en práctica la verdad, viene a la luz, para que se vea que sus obras están hechas en Dios.
(Juan 3, 16-21) Porque todo el que obra mal, odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprobadas. Al contrario, el que pone en práctica la verdad, viene a la luz, para que se vea que sus obras están hechas en Dios.
(Mateo 5, 17-19) «No vayáis a pensar que he venido a abolir la Ley y los Profetas. Yo no he venido para abolir, sino para dar cumplimiento»
El primer Mandamiento impone el deber de dar a Dios el culto y honor que le son debidos. A este Dios, no nos es posible comprenderlo: pero nos basta saber que es independiente; todas las cosas dependen de Dios, y Dios no depende de nadie, y por esto posee en su plenitud todas las perfecciones que nadie le puede quitar ni limitar.
(Mateo 9, 9-13) «No son los sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: “Misericordia quiero y no sacrificio”. Porque no he venido a llamar justos, sino pecadores»
(Mateo 22, 34-40) «”Amarás al Señor tu Dios de todo tu corazón, con toda tu alma, y con todo tu espíritu. Éste es el mayor y primer mandamiento”. El segundo le es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. De estos dos mandamientos pende toda la Ley y los Profetas»
(Juan 15, 12-17) «Mi mandamiento es que os améis unos a otros, como Yo os he amado. Nadie puede tener amor más grande que dar la vida por sus amigos»
(Lucas 7, 11-17) «El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre»
A veces podemos usar palabras duras y fuertes para despertar la conciencia de las personas que no quieren convertirse, pero debemos hacerlo con caridad y no con rabia o enojo.
(Lucas 6, 27-38) «Ustedes, en cambio, amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con los malos y los ingratos»
(Marcos 12, 38-44) «En verdad, os digo, esta pobre viuda ha echado más que todos los que echaron en el arca»
Es una omisión terrible lo que hacen muchas personas con sus familiares enfermos, a quienes no disponen convenientemente, en caso de peligro de muerte, para recibir los santos sacramentos. Para un cristiano la enfermedad y la muerte pueden y deben ser medios para santificarse y redimir con Cristo; a esto ayuda la Unción de los Enfermos.
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