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La Corona de Adviento

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la Solemnidad de la Navidad, hace memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y es símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia.
La Corona de Adviento

La Corona o Guirnalda de Adviento es un precioso símbolo litúrgico que nos lleva por cada una de las partes del Adviento y nos recuerda la cercanía y la presencia del Señor. Es un signo muy propio del tiempo que iniciaremos, que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad.

«El Año litúrgico comienza con el tiempo de Adviento: tiempo estupendo en el que se despierta en los corazones la espera del retorno de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal» nos enseña Benedicto XVI. Este tiempo, tiene como signo significativo la Corona de Adviento que representa el primer anuncio de Navidad.

La Corona de Adviento, cuyas cuatro luces se encienden progresivamente, domingo tras domingo hasta la Solemnidad de la Navidad, hace memoria de las diversas etapas de la historia de la salvación antes de Cristo y es símbolo de la luz profética que iba iluminando la noche de la espera, hasta el amanecer del Sol de justicia (cfr. Mal 3,20; Lc 1,78).

El experto en liturgia, Padre Flores, señala que «Cada tiempo litúrgico tiene sus propios signos. El Adviento también los tiene. La Corona de Adviento viene del Norte de Europa, precisamente de Escandinavia y en los últimos años ha entrado con fuerza en nuestras comunidades cristianas. Consiste en un soporte circular revestido de ramas verdes (sin flores) sobre el que se colocan cuatro velas (el color morado sería el más apropiado).

Estas velas simbolizan las cuatro semanas del tiempo de Adviento y se encienden progresivamente cada uno de los domingos. La corona debe colocarse en un lugar visible en el presbiterio, cerca del altar, sobre una mesita o sobre un tronco de árbol o colgada del techo».

corona adviento02 - La Corona de Adviento

El Padre Flores también recomienda preparar una Corona de Adviento en los hogares y  «ponerla en un lugar destacado de la casa para significar la espera del Mesías, de ese modo la celebración litúrgica entra en el cotidiano, en la vida familiar, en las costumbres caseras y empapa de sentido cristiano y de sabor mesiánico toda la vida del cristiano».

La Corona de Adviento es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad.

Esta corona se suele bendecir antes de ponerla en un lugar preferente de la casa. Se enciende para los momentos de oración familiar como el Rosario, Liturgia de las horas o algún ejercicio piadoso propio del Adviento (Novena de la Inmaculada, Novena del Nacimiento, Antífonas «O», etc.).

La corona de adviento se hace con follaje verde sobre el que se insertan cuatro velas. Las velas no se encienden todas de una vez, sino paulatinamente, coincidiendo con las primeras vísperas de cada domínica de Adviento. Así, la primera vela se enciende en las primeras vísperas de la primera domínica; la segunda, se enciende en las primeras vísperas de la segunda domínica, y así sucesivamente, hasta encender las cuatro en las primeras vísperas de la cuarta domínica. En la tercera domínica, o sea la domínica Gaudete, se enciende la vela rosa, que hace alusión al color de los ornamentos que en ella se emplean.

Los símbolos de la corona de adviento

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La forma circular: El círculo no tiene principio ni fin. Es señal del amor de Dios que es eterno, sin principio y sin fin, y también de nuestro amor a Dios y al prójimo que nunca debe de terminar.

Las ramas verdes: Verde es el color de esperanza y vida, y Dios quiere que esperemos su gracia, el perdón de los pecados y la gloria eterna al final de nuestras vidas. El anhelo más importante en nuestras vidas debe ser llegar a una unión más estrecha con Dios, nuestro Padre.

Las cuatro velas: Nos hace pensar en la obscuridad provocada por el pecado que ciega al hombre y lo aleja de Dios. Después de la primera caída del hombre, Dios fue dando poco a poco una esperanza de salvación que iluminó todo el universo como las velas la corona. Son cuatro velas las que se ponen en la corona y se prenden de una en una, durante los cuatro domingos de adviento.

El listón rojo: representa nuestro amor a Dios y el amor de Dios que nos envuelve.

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«La Corona de Adviento es un signo que expresa la alegría del tiempo de preparación a la Navidad. La luz es un símbolo de Jesucristo, luz del mundo. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios de la corona, muestra la ascensión gradual hacia la plenitud de la luz de Navidad» nos enseña la web Liturgia Papal y manifiesta que la bendición de la corona puede realizarla un laico o un clérigo.

Pongamos la corona de Adviento en nuestros hogares y que la esperanza del Mesías venidero ciña nuestros corazones con una guirnalda de amor a Dios y al prójimo.

BENDICIÓN DE LA CORONA DE ADVIENTO
RITO DE LA BENDICIÓN EN LA FAMILIA

El ministro, al comenzar la celebración, dice:
+ Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

Todos responden:
+ Que hizo el cielo y la tierra.

Monición introductoria
Al comenzar el nuevo año litúrgico vamos a bendecir esta corona con que inauguramos también el tiempo de Adviento. Sus luces nos recuerdan que Jesucristo es la luz del mundo. Su color verde significa la vida y la esperanza. El encender, semana tras semana, los cuatro cirios
de la corona debe significar nuestra gradual preparación para recibir la luz de la Navidad.

Uno de los presentes, o el mismo ministro, lee un breve texto de la sagrada Escritura, por
ejemplo
:
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece
sobre ti! (Is 60, 1)

Luego el ministro, si es sacerdote o diácono, con las manos extendidas, si es laico, con las
manos juntas, dice la oración de bendición:


Oremos.
La tierra, Señor, se alegra en estos días, y tu Iglesia desborda de gozo ante tu Hijo, el Señor, que se avecina como luz esplendorosa, para iluminar a los que yacemos en las tinieblas de la ignorancia, del dolor y del pecado. Lleno de esperanza en su venida, tu pueblo ha preparado
esta corona con ramos del bosque y la ha adornado con luces. Ahora, pues, que vamos a empezar el tiempo de preparación para la venida de tu Hijo, te pedimos, Señor, que, mientras se acrecienta cada día el esplendor de esta corona, con nuevas luces, a nosotros nos ilumines con
el esplendor de aquel que, por ser la luz del mundo, iluminará todas las oscuridades. Él que vive y reina por los siglos de los siglos.
R. Amén.
Y se enciende el cirio que corresponda según la semana de Adviento.

Oración tomada de Liturgiapapal.org
*Los textos en cursiva corresponden a las rubricas.

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