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La influencia de la pornografía en los casos de abusos sexuales a mujeres y menores

La mayoría de la gente ignora que la pornografía no es sólo un gran promotor de los ataques sexuales, pero desempeña un papel fundamental en los abusos infantiles.
La pornografía es un veneno cultural

El Paraguay registró 1.267 casos de abuso sexual infantil en 2017, siendo los principales -agresores los padrastros, seguidos de los padres y finalmente los vecinos y los tíos, según datos divulgados este martes por la Secretaría Nacional de la Niñez y la Adolescencia (SNNA).

Esta información se refiere a casos denunciados, la cifra aumentaría si salen a la luz muchos casos que no son denunciados y que crece año tras año.  Nos preguntamos, ¿Cuáles son las causas que llevan a una persona a abusar sexualmente de menores? En este artículo, Jonathon Van Maren, explica cuáles son las motivaciones de los hombres abusadores.

Por Jonathon van Maren
Traducido y editado por Formación Católica

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Por más de una década, millones de personas en nuestra cultura occidental pornográfica han introducido millones de horas de escenas sádicas y sexualmente violentas en sus cerebros, al mismo tiempo que alegan, desafiando todas las evidencias, que ese deseo social explosivo por abuso y degradación no deja ninguna consecuencia en el mundo real después de que las pantallas se apaguen. A pesar del hecho de que aproximadamente el 90% del contenido pornográfico en exhibición hoy expone violencia contra las mujeres, y la mayor parte también incluye insultos tan viciosos que algunos académicos dicen que alcanza el umbral del discurso del odio.

La pornografía está adiestrando a una generación de hombres jóvenes para que sean depredadores sexuales

A pesar de la insistencia de los usuarios de la pornografía en que esta fascinación por la destrucción de lo femenino en la pantalla no se transfiere a la vida real, la verdad infelizmente, es otra. Como he notado hace algunas semanas, la pornografía violenta es una de las claves para entender la actual crisis de violaciones que vienen ocurriendo en la India. En el Reino Unido, este material está generando una explosión de casos de abusos sexuales entre niños. La pornografía está adiestrando a una generación de hombres jóvenes para que sean depredadores sexuales y está preparando a una generación de mujeres jóvenes para que sean víctimas de violencia sexual.

Cuando viajo por América del Norte y hablo de pornografía, con mucha frecuencia escucho historias de abusos sexuales inspirados por ese material. He llegado a encontrar muchos ejemplos horribles en los que la pornografía es utilizada para enseñar a los niños a cometer abusos sexuales, algunas veces dentro del propio ambiente familiar. Es por eso que, desgraciadamente, no me sorprendió leer, días atrás, un titulo asqueroso del diario Saskatoon Star Phoenix que decía: «Hijas adoptivas han sido ‘blanco’ de hombre viciado en pornografía y el caso va a la justicia». Los detalles son demasiado gráficos para que yo los incluya aquí, pero la historia es ésta: Un hombre de 44 años abusó sexualmente de sus hijas adoptivas, una con 2 y otra con 3 años, varias veces y empezando por cuando ellas eran todavía bebés. El criminal se entregó a la policía cuando una de sus hijas soltó a su madre un comentario sobre los abusos que venía sufriendo: «El vicio en pornografía pudo haber sido la bandera roja para un hombre del interior de Saskatchewan (provincia en el centro-sur de Canadá) que comenzó a abusar de sus hijas sin ningún remordimiento», dice el reportaje.

La pornografía, notó el reportero, transformó a ese hombre de una persona normal en un perverso criminal sexual: “El tribunal fue informado de que el hombre venía llevando una doble vida: un padre amable y profesional de salud exitoso, por un lado, y “un viciado egoísta gobernado por la lujuria, por otro”. Esto es cierto acerca de muchos hombres en nuestra cultura, sea de los que deciden actuar por cuenta propia, sea de los que simplemente busquen imitar las cosas a las que asisten en las pantallas. «Las mujeres, y mis hijas eventualmente, se quedaron sin rostro», dijo el hombre a la Justicia momentos antes de ser sentenciado a prisión por seis años. «Yo superé el último límite».

Este «último límite» le costó la inocencia de sus hijas. «A mis niñas», el criminal sexual preso lee en una carta, «no puedo decirles lo arrepentido que estoy por no haberlas protegido como un padre, y por haberlas convertido en blanco de mi vicio». Las consecuencias para el dependiente pornográfico fueron: una sentencia de seis años de reclusión, una vida entera en el registro de criminales sexuales y un período de cinco años después de cumplir su sentencia en que él no podrá acercarse a sus hijas sin la supervisión de alguien que sepa de su historial.

La mayoría de la gente ignora que la pornografía no es sólo un gran promotor de los ataques sexuales

La sentencia dada a esas niñas también es perpetua. La mayoría de la gente ignora que la pornografía no es sólo un gran promotor de los ataques sexuales, pero desempeña un papel fundamental en los abusos infantiles. Cuando le pregunté a Matt Osborne, de la Operation Underground Railroad, sobre la asociación entre pornografía y abuso sexual durante una entrevista, empezó a murmurar en señal de concordancia antes de que concluyera mi pregunta. Operation Underground Railroad es una organización norteamericana que ayuda a agentes de la ley en todo el mundo a romper las cadenas del tráfico humano ya rescatar esclavos sexuales. Sus miembros se disfrazan de turistas con shorts y hawaianas, fingen interés en el asunto y hacen a los traficantes revelar sus negociaciones fraudulentas.

«Lo testifique de primera mano en una porción de lugares», dijo sobre la asociación entre pornografía y explotación infantil. “En una de las primeras operaciones que coordiné, en octubre de 2014, ayudamos a arrestar a un sospechoso de tráfico en esa área que nos contó cómo empezó a involucrarse en ese tipo de negocio. Él dijo que, cuando tenía 22 años, comenzó a ver pornografía, en revistas y vídeos, y entonces él simplemente percibió que necesitaba pornografía cada vez más pesada, cada vez más violenta, para satisfacerse.

«Él también notó y admitió que necesitaba físicamente tener sexo violento con esos niños, violarlos», me contó Osborne. «Después él finalmente comenzó a hacer pornografía. Entonces usted ve todo ese espectro aquí – desde la revista ‘inofensiva’, pasando por un camino, hasta la ‘necesidad’ de hacer pornografía. Algunos de los compradores potenciales que ayudamos a llevar a cabo junto con el Departamento de Seguridad Nacional de los Estados Unidos admitieron que también empezaron con lo que pensaban ser pornografía inocente y entonces llegaron al punto en que tenían que viajar a lugares para tener sexo con los niños. Una pareja nos dijo: ‘Creo que no estaría aquí, si no fuera por la pornografía’».

La pornografía es un veneno cultural con incontables víctimas, y esas víctimas son ampliamente ignoradas porque la “liberación sexual” exige que jamás se critique los «intereses» sexuales de las personas

Esta última observación – «Creo que no estaría aquí, si no fuera por la pornografía» – es, en realidad, un sentimiento común entre aquellos que, inspirados por sus violentas fantasías sexuales, decidieron llevar sus deseos a la vida real. Para Catch a Predator, un reality de la red norteamericana NBC que exhibe investigaciones conducidas con cámaras ocultas, generalmente retrata criminales sexuales que admite haber sido la pornografía que los condujo al lugar miserable en que están sus vidas – y que ellos no logran entender en quiénes se convirtieron.  Algunas veces sucede que realmente se convierte  en lo que usted consume: un predador sexual sediento de violencia y degradación.

La pornografía es un veneno cultural con incontables víctimas, y esas víctimas son ampliamente ignoradas porque la «liberación sexual» exige que jamás se critique los «intereses» sexuales de las personas, aunque muchas veces esos «intereses» incluyan ser espectador de la violencia infligida a mujeres y niñas por placer. Este es el enfermo y asqueroso estado de cosas a las que llegamos, y ha pasado mucho tiempo  de la hora que deberíamos tener una discusión abierta y honesta sobre eso. La diseminación de la pornografía tiene mucho que decir acerca de nosotros mismos, sea individual o sea colectivamente … y no son nada buenas.


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