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El Árbol de Navidad: su origen y sentido cristiano

El árbol de Navidad representa ese árbol que nace y que con el tiempo madurará en un gran árbol del cual saldrá la cruz que tal como nos recuerda la liturgia del Viernes Santo: «Cruz amable y redentora, árbol noble y espléndido , ningún árbol fue tan rico ni en frutos ni en flor». Simbólicamente el árbol de Navidad nos recuerda la redención.
El Árbol de Navidad: su origen y sentido cristiano

Tomado de PrimerosCristianos.com

Lo vemos por todos los rincones, es el centro de atención para niños, jóvenes y adultos. Su sola presencia hace que recordemos que la Navidad está cerca, pero ¿Cuál es el origen y el sentido cristiano del Árbol de Navidad?

«En las próximas semanas el árbol de Navidad será motivo de alegría […] Su forma en punta, su color verde y las luces de sus ramas son símbolos de vida. Además, nos remiten al misterio de la Nochebuena. Cristo, el Hijo de Dios, trae al mundo oscuro, frío y no redimido, al que viene a nacer, una nueva esperanza y un nuevo esplendor. Si el hombre se deja tocar e iluminar por el esplendor de la verdad viva que es Cristo, experimentará una paz interior en su corazón y será constructor de paz en una sociedad que tiene mucha nostalgia de reconciliación y redención» nos recordaba Benedicto XVI en una de sus Audiencias.

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ORIGEN HISTÓRICO

Arbol de navidad - El Árbol de Navidad: su origen y sentido cristiano

Desde tiempos muy antiguos, los pueblos primitivos introducían en sus chozas las plantas de hojas perennes y flores, viendo en ellas un significado mágico o religioso.

Los griegos y los romanos decoraban sus casas con hiedra. Los celtas y los escandinavos preferían el muérdago y muchas otras plantas de hoja perenne (como el acebo, el rusco, el laurel y las ramas de pino o de abeto) pues pensaban que tenían poderes mágicos o medicinales para las enfermedades.

En la cultura de los celtas, el árbol era considerado un elemento sagrado. Se sabe de árboles adornados y venerados por los druidas de centro-Europa, cuyas creencias giraban en torno a la sacralización de diversos elementos y fuerzas de la naturaleza.

Se celebraba el cumpleaños de Frey (dios del Sol y la fertilidad) adornando un árbol perenne, cerca de la fecha de la Navidad cristiana. El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo): en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín), mientras que en las raíces profundas se encontraba el Helheim (reino de los muertos).

Cuando se evangelizó el centro y norte de Europa, los primeros cristianos de esos pueblos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo, cambiando su significado pagano.

SAN BONIFACIO, OBISPO DEL SIGLO VIII

Una interesante tradición -en parte historia, en parte leyenda-, popular en Alemania, afirma que el árbol de Navidad se remonta al siglo VIII.

San Bonifacio (675-754) era un obispo inglés que marchó a la Germania en el siglo VIII (concretamente a Hesse), para predicar la fe cristiana.

Después de un duro período de predicación del Evangelio, aparentemente con cierto éxito, Bonifacio fue a Roma para entrevistarse con el papa Gregorio II (715-731).

A su regreso a Alemania, en la Navidad del año 723, se sintió profundamente dolido al comprobar que los alemanes habían vuelto a su antigua idolatría y se preparaban para celebrar el solsticio de invierno sacrificando a un hombre joven en el sagrado roble de Odín. Encendido por una ira santa, como Moisés ante el becerro de oro, el obispo Bonifacio tomó un hacha y se atrevió a cortar el roble sagrado. Hasta aquí lo que está documentado históricamente.

El resto pertenece a la leyenda que cuenta cómo, en el primer golpe del hacha, una fuerte ráfaga de viento derribó al instante el árbol. El pueblo sorprendido, reconoció con temor la mano de Dios en este evento y preguntó humildemente a Bonifacio cómo debían celebrar la Navidad.

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Símbolo perenne del amor perenne de Dios

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El Obispo, continúa la leyenda, se fijó en un pequeño abeto que milagrosamente había permanecido intacto junto a los restos y ramas rotas del roble caído. Lo vio como símbolo perenne del amor perenne de Dios, y lo adornó con manzanas (que simbolizaban las tentaciones) y velas (que representaban la luz de Cristo que viene a iluminar el mundo).

Como estaba familiarizado con la costumbre popular de meter en las casas una planta de hoja perenne en invierno, pidió a todos que llevaran a casa un abeto. Este árbol representa la paz, y por permanecer verde simboliza también la inmortalidad; con su cima apuntando hacia arriba, se indica, además, el cielo, la morada de Dios.

ASPECTOS SIMBÓLICOS DEL ÁRBOL

Los árboles han tenido a lo largo de la historia un significado muy especial: en todas las culturas poseen aspectos simbólicos de carácter antropológico, místico o poético.

La idea extendida de los aspectos benéficos de los árboles para el hombre ha dado lugar a distintas leyendas y lo ha relacionado con sentidos mágicos y rituales.

En varias culturas el árbol representa el medio y la unión del cielo y la tierra: ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hacia el cielo; por ello en ciertas religiones, sobre todo orientales, el árbol es signo de encuentro con lo sagrado, punto de encuentro entre el ser humano y la divinidad.

Otros significados ampliamente extendidos sobre los atributos mágicos del árbol concernían a la fecundidad, al crecimiento, a la sabiduría y a la longevidad. Representa el árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de hoja perenne.

SENTIDO CRISTIANO

El árbol de Navidad recuerda, como hemos visto, al árbol del Paraíso de cuyos frutos comieron Adán y Eva, y de donde vino el pecado original; y por lo tanto recuerda a Jesucristo que ha venido a ser el Mesías prometido para la reconciliación. Pero también representa el árbol de la Vida o la vida eterna, por ser de hoja perenne.

En palabras de Juan Pablo II: «En invierno, el abeto siempre verde se convierte en signo de la vida que no muere […] El mensaje del árbol de Navidad es, por tanto, que la vida es “siempre verde” si se hace don, no tanto de cosas materiales, sino de sí mismo: en la amistad y en el afecto sincero, en la ayuda fraterna y en el perdón, en el tiempo compartido y en la escucha recíproca» (Juan Pablo II, Audiencia, 19 de diciembre de 2004).

Arbol de Navidad - El Árbol de Navidad: su origen y sentido cristiano

El árbol de Navidad y los regalos propios de estas fechas, son un modo de recordar que del árbol de la Cruz proceden todos los bienes… Por eso tiene un sentido cristiano la tradición de poner bajo el árbol los regalos de Navidad para los niños: «Generalmente, en el árbol decorado y a sus pies se colocan los regalos de Navidad. El símbolo se hace elocuente también desde el punto de vista típicamente cristiano: recuerda al “árbol de la vida” (Cf. Génesis 2, 9), representación de Cristo, supremo don de Dios a la humanidad» (Juan Pablo II, Ídem).

Los adornos más tradicionales del árbol de Navidad son:

• Estrella: colocada generalmente en la punta del árbol, representa la fe que debe guiar la vida del cristiano, recordando a la estrella que guió a los Magos hasta Belén.
• Bolas: en un principio San Bonifacio adornó el árbol con manzanas, representando con ellas las tentaciones. Hoy día, se acostumbra a colocar bolas o esferas, que simbolizan los dones de Dios a los hombres.
• Lazos: Tradicionalmente los lazos representan la unión de las familias y personas queridas alrededor de dones que se desea dar y recibir.
• Luces: en un principio velas, representan la luz de Cristo.
La forma triangular del árbol (por ser generalmente una conífera), simboliza a la Santísima Trinidad.

Como nos dice Benedicto XVI «al encender las luces del Pesebre y del árbol de Navidad en nuestras casas, ¡que nuestro ánimo se abra a la verdadera luz espiritual traída a todos los hombres y mujeres de buena voluntad! … Frente a una cultura consumista que tiende a ignorar los símbolos cristianos de las fiestas navideñas, preparémonos para celebrar con alegría el nacimiento del Salvador, transmitiendo a las nuevas generaciones los valores de las tradiciones que forman parte del patrimonio de nuestra fe y cultura» ( 21 de diciembre de 2005).

El árbol de Navidad representa ese árbol que nace y que con el tiempo madurará en un gran árbol del cual saldrá la cruz que tal como nos recuerda la liturgia del Viernes Santo: «Cruz amable y redentora, árbol noble y espléndido , ningún árbol fue tan rico ni en frutos ni en flor». Simbólicamente el árbol de Navidad nos recuerda la redención. Las luces representan la luz de Cristo en nuestra vida. Y la estrella que en algunas ocasiones se coloca en la punta representa a la estrella de Belén que anuncia la redención a la humanidad.

¿Cuál es el mejor día para poner el árbol de Navidad?

No hay un «mejor» día universal para poner el árbol de Navidad, ya que esto depende en gran medida de las preferencias personales, las tradiciones familiares y las costumbres culturales.

Pero, es común que las familias católicas coloquen el árbol de Navidad el Primer Domingo de Adviento. Poner el árbol de Navidad en el Primer Domingo de Adviento es una bella tradición, pues simboliza el inicio de la preparación espiritual para la celebración del nacimiento de Jesucristo en la Navidad. El árbol nos acompañada durante todo este hermoso tiempo.

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