Buscar

En la sociedad, el 80% de abusos a menores es a chicas; en la Iglesia, es a varones: un factor clave

8 de cada 10 casos de abusos a menores en la Iglesia fueron agresiones de hombres adultos contra adolescentes varones de 14, 15, 16 o 17 años.


 

La web religionenlibertad.com recoge la pesquisa del arzobispo Charles Scicluna, que lleva desde 2001 investigando los casos de abusos a menores en la Iglesia Católica, así como lo declaró al diario El País: «Hay un dato constante desde 2001 por lo que respecta a los abusos sexuales a menores cometidos por el clero católico: el 80% de las víctimas son de sexo masculino y por encima de los 14 años. Es un dato, la interpretación es otra cosa.

Eso contrasta con lo que se observa, por ejemplo, en el informe del Ministerio de Interior español sobre delitos sexuales con los datos hasta 2017 (léalo aquí completo): cuando las víctimas son menores de edad, el 80% de los abusos sexuales (sin violencia) y agresiones sexuales (con violencia) se ejercen contra chicas, no contra varones.

 

abusos_a_menores_por_sexo

Tabla resumen realizada por ElDiario.es a partir del informe del Ministerio de Interior

abusos_0_13

abusos_adolescentes

abusos_denuncias

Cada año se registran en España entre 3.000 y 4.500 casos de abusos y agresiones sexuales a menores de edad: la mitad contra niños, la otra mitad contra adolescentes, casi siempre (80%) chicas adolescentes; estas son las tablas del Informe del Ministerio de Interior del citado país.

Casi siempre los agresores y abusadores sexuales son varones pero hay de tres tipos, según la víctima que busquen:

– el pederasta o pedófilo: le interesan los niños y niñas prepúberes, los que aún no han entrado en la adolescencia o los que casi no se les nota; por lo general, le da igual que sea niño o niña; no le interesan los adolescentes ni los adultos. Por supuesto, se colocará allí donde tenga acceso a niños.

  • el efebófilo: busca varones adolescentes a los que seducir o controlar… cuando las víctimas llegan a cierta edad dejan de interesarle o les cuesta ya controlarlas. No le interesan para nada las chicas de ninguna edad. Se colocará allí donde tenga acceso a varones adolescentes. Es el 80% de los casos registrados en la Iglesia.

– el abusador de chicas: no le interesan los niños ni los adolescentes varones; le gustan (o excitan) las mujeres. Usa su poder (físico, jerárquico, manipulativo) para adquirir amantes/víctimas. Las adolescentes le pueden gustar, o simplemente le convienen porque puede controlarlas, o quizá porque le asustan mujeres más mayores, pero si puede abusar o seducir a mujeres de veinte o treinta años también lo hará. Es el empresario, el entrenador, el jefe, a veces el pariente cercano (tío, primo) que vive en casa… En la Iglesia, puede ser un clérigo o profesor que dice que se “enamoró” de tal o cual chica vulnerable de 13, 15, 16 años… “que me parecía muy madura”. Las estadísticas muestran que en la Iglesia este es un caso escaso comparado con el anterior.

La diferencia entre abuso (sin violencia directa) y agresión (con violencia)

En España, entre el 40 y 50% de los delitos sexuales se cometen contra menores de edad: ellos son débiles y vulnerables, y en el caso de los pederastas y efebófilos son las víctimas que les excitan.

La ley española distingue entre los abusos sexuales (que no incluyen violencia física directa) y la agresión sexual (que incluye violencia física). Además, desde hace poco en España no es posible el consentimiento sexual hasta los 16 años.

En 2017 España registró oficialmente 754 casos de abusos sexuales (sin violencia directa) contra chicas y sólo 153 contra chicos.

Además, las estadísticas de Interior dan datos de otra tipología: la corrupción de menores e incapacitados adolescentes: cien casos contra chicos, doscientos contra chicas.

La agresión sexual, que requiere violencia directa, es casi inexistente contra chicos (solo 11 casos) pero es mucho más frecuente contra chicas (243).

Una y otra vez se constata que los ataques sexuales contra las adolescentes (igual que contra las mujeres adultas) es mucho más frecuente que contra los muchachos… excepto en los entornos de Iglesia.

Scicluna, que tiene datos de todo el mundo ya acumulados desde 2001, lo confirma: el 80% de abusos sexuales en entornos eclesiales lo cometen hombres adultos contra chicos adolescentes. Exactamente lo contrario que en la sociedad.

Y no porque los clérigos o monitores no tengan acceso a chicas: casi todos los colegios católicos son ya mixtos, hay monitores scout varones con acceso a chicas scout, las chicas adolescentes son mayoría en los grupos parroquiales juveniles…

¿Por qué hay tantos varones adultos que se colocan allí donde tendrán acceso sexual a muchachos?

 

¿Buscan los adultos gays a adolescentes para “iniciarles”?

En 2017, en el Huffington Post el homosexual Chad Felix Greene, después de explicar cómo fue seducido por un homosexual adulto cuando él era adolescente, e iniciado en la vida gay, planteó su tesis: «los hombres gay parecen tener la opinión generacional de que el sexo con adolescentes es un rito de iniciación y una necesidad, en la medida en la que los adolescentes gays no tienen otra opción para explorar quiénes son».

Chad ofrece algunas estadísticas: dice que un 32% de los jóvenes gays o lesbianas han sido obligados a tener sexo contra su voluntad, y «lo más probable es que hayan sido forzados a ello por un adulto». Un 80% de los casos de VIH en varones entre 13 y 24 años son gays o bisexuales, y «no es probable que chicos entre 13 y 17 años hayan sido infectados por otros chicos de su edad»… cabe sospechar de la frecuencia con que adultos buscan a adolescentes.

«A menudo conozco hombres gays que evocan románticamente sus experiencias sexuales más tempranas e idealizan a los hombres que les introdujeron en el mundo del sexo gay», dice Chad: «Nuestra erótica, nuestro fetichismo sexual, nuestra pornografía y nuestros roles sexuales tienden a imitar la relación adulto-adolescente. Con frecuencia, incluso nuestro concepto del tipo de hombre que buscamos se construye sobre esas primeras experiencias. Cuando tantos hemos tenido la misma experiencia, es fácil creer que es normal. Pero considero absolutamente esencial que el mundo LGBT examine seriamente este asunto y se ponga en marcha para detenerlo. […] Esos adultos no están guiando, ayudando, liberando o permitiendo a esos adolescentes explorar quiénes son. Están abusando de ellos», concluye Greene.

Chad concluye pidiendo a los medios, líderes y organizaciones LGBT que se posicionen contra las relaciones entre adultos y adolescentes. «Somos los únicos que podemos detener este patrón generacional de abuso y creo que es prioritario que lo hagamos».

 

La hija de una familia de abusadores explica su mentalidad

Otra persona que ha teorizado sobre el tema de la «iniciación» sexual de mayores con menores es la profesora de música Moira Greyland, hija de la famosa escritora de ciencia ficción y fantasía Marion Zimmer Bradley. En 2014, Moira confirmó que no solo su padre era un violador de niños (costó muchísimo encarcelarlo pese a la acumulación de víctimas), sino que su madre abusó de ella y de otras personas y era “un monstruo violento y frío” que quería introducirla al lesbianismoReL recogió aquí su detallado y espeluznante testimonio.

“Lo que mi padre y mi madre creían era lo siguiente: como todo el mundo es naturalmente gay, es la sociedad heterosexual la que hace que todos seamos unos acomplejados y, por lo tanto, limitados”. Por lo tanto, denuncia Moira Greyland, promovían el “liberarse” mediante el pansexualismo: sexo de todos con todos (también con menores), pero el sexo homosexual es mejor.

Moira Greyland puntualiza: “es importante resaltar que a los que les gustan los muchachitos no consideran que lo que están haciendo es un “abuso”. Para ellos es sexo, creen que es consentido y cualquier tipo de objeción será ciertamente anulada por los orgasmos que están seguros les pueden provocar. Y es la vergüenza por estos orgasmos lo que silencia a estas víctimas masculinas y les convence de que “deben” ser gays”.

Una y otra vez se insiste en que es importante escuchar la voz de las víctimas de abusos para poder proteger de verdad a los menores. La experiencia de Moira Greyland y de Chad Felix Greene, y ese 80% de víctimas varones adolescentes en entornos eclesiales (cuando en la sociedad el 80% son menores de sexo femenino) debería hacer reflexionar sobre cómo operan los depredadores y qué es lo que buscan. Y distinguir sus distintas categorías y motivaciones.

 

Datos tomados de ReL

 

Facebook
Twitter
WhatsApp
Telegram
Email

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Carrito de compra

¡No dejes al padre hablando sólo!

Homilía diaria.
Podcast.
Artículos de formación.
Cursos y aulas en vivo.

En tu Whatsapp, todos los días.

×