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Fiesta de la Divina Misericordia, un refugio y amparo para todas las almas

Nuestro Señor Jesucristo encomendó a Sor Faustina Kowalska adorar la hora de su muerte:  «Cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma», (Diario, 1572).
Fiesta de la Divina Misericordia, un refugio y amparo para todas las almas

El segundo domingo de pascua la Iglesia celebra la Fiesta de la Divina Misericordia, una fiesta instituida por el Papa Juan Pablo II para recordar a los cristianos el abismo insondable de la misericordia de Dios y su gran amor por toda la humanidad. «Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores», reveló Nuestro Señor a Sor Faustina.

La fiesta de la Divina Misericordia nos invita a mirar a nuestro Señor Jesucristo, vivo y Resucitado y renovar hacia él nuestro amor en su inmensa misericordia. Las promesas extraordinarias que el Señor Jesús vinculó a ésta fiesta demuestran la grandeza de la misma.

«Hija Mía, habla al mundo entero de la inconcebible misericordia Mía.  Deseo que la Fiesta de la Misericordia sea refugio y amparo para todas las almas y, especialmente, para los pobres pecadores.  Ese día están abiertas las entrañas de Mi misericordia. Derramo todo un mar de gracias sobre las almas que se acercan al manantial de Mi misericordia.  El alma que se confiese y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día están abiertas todas las compuertas divinas a través de las cuales fluyen las gracias.  Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata. Mi misericordia es tan grande que en toda la eternidad no la penetrará ningún intelecto humano ni angélico. Todo lo que existe ha salido de las entrañas de Mi misericordia. Cada alma respecto a mi, por toda la eternidad meditará Mi amor y Mi misericordia. La Fiesta de la Misericordia ha salido de Mis entrañas, deseo que se celebre solemnemente el primer domingo después de Pascua.  La humanidad no conocerá paz hasta que no se dirija a la Fuente de Mi misericordia. (Diario, 699). 

La imagen de Jesús Misericordioso

El esbozo de la imagen le fue revelado a Sor Faustina en la visión del 22 de febrero de 1931 en su celda del convento de Plock (en Polonia). «Al anochecer, estando yo en mi celda – escribe en el Diario – vi al Señor Jesús vestido con una túnica blanca. Tenía una mano levantada para bendecir y con la otra tocaba la túnica sobre el pecho. De la abertura de la túnica en el pecho, salían dos grandes rayos: uno rojo y otro pálido. ( …) Después de un momento, Jesús me dijo: Pinta una imagen según el modelo que ves, y firma: Jesús, en ti confío» (Diario 47). «Quiero que esta imagen (…) sea bendecida con solemnidad el primer domingo después de la Pascua de Resurrección; ese domingo debe ser la Fiesta de la Misericordia» (Diario, 49).

Los elementos más característicos de esta imagen de Cristo son los rayos. El Señor Jesús, preguntado por lo que significaban, explicó: «El rayo pálido simboliza el Agua que justifica a las almas. El rayo rojo simboliza la Sangre que es la vida de las almas (….). Bienaventurado quien viva a la sombra de ellos» (Diario, 299).

Purifican el alma los sacramentos del Bautismo y de la Penitencia, mientras que la alimenta plenamente la Eucaristía. Entonces, ambos rayos significan los sacramentos y todas las gracias del Espíritu Santo, cuyo símbolo bíblico es el agua, y también la nueva alianza de Dios con el hombre contraída en la Sangre de Cristo.

«Cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola».


La Hora de la Misericordia

Nuestro Señor Jesucristo encomendó a Sor Faustina Kowalska adorar la hora de su muerte:  «Cuántas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete en Mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y, especialmente, para los pobres pecadores, ya que en ese momento, se abrió de par en par para cada alma», (Diario, 1572).

«En esa hora – prometió Jesús – puedes obtener todo lo que pidas para ti o para los demás.  En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia», (Diario, 1572).

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¿Por qué se reza la Coronilla?

Según afirma santa Faustina, en una de sus visiones místicas  Jesús le animó a propagar el rezo de la Coronilla, y le explicó:

«Hija Mía, anima a las almas a rezar la coronilla que te he dado.  A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan.  Cuando la recen los pecadores empedernidos, colmaré sus almas de paz y la hora de su muerte será feliz.  Escríbelo para las almas afligidas: Cuando un alma vea y conozca la gravedad de sus pecados, cuando a los ojos de su alma se descubra todo el abismo de la miseria en la que ha caído, no se desespere, sino que se arroje con confianza en brazos de Mi misericordia, como un niño en brazos de su madre amadísima.  Estas almas (125) tienen prioridad en Mi Corazón compasivo, ellas tienen preferencia en Mi misericordia. Proclama que ningún alma que ha invocado Mi misericordia ha quedado decepcionada ni ha sentido confusión. Me complazco particularmente en el alma que confía en Mi bondad. Escribe: cuando recen esta coronilla junto a los moribundos, Me pondré entre el Padre y el alma agonizante no como el Juez justo sino como el Salvador misericordioso» (Diario, 1541).

¿Cómo se reza?

  • Se utilizan las cuentas del rosario y se inicia con la señal de la cruz, un Padre nuestro, un Avemaría y un Credo.
  • Luego, al comienzo de cada decena (1 vez) se reza: «Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, para el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero».
  • En cada cuenta de la decena (10 veces), se reza: «Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero».
  • Al finalizar después se repite 3 veces las siguientes oraciones:

1ro: Santo Dios, santo fuerte, santo inmortal. Ten piedad y misericordia de nosotros y del mundo entero

2do: Oh sangre y agua que brotaste del sagrado corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros. Yo confío en ti.

  • Oración final

Dios eterno cuya misericordia es infinita y en quien los tesoros de la compasión son inagotables, míranos bondadosamente y auméntanos tu misericordia. En fin de que en los momentos difíciles ni desesperemos, ni nos desalentemos, Sino que con la maxima confianza nos sometamos a tu santa voluntad, que es el amor y la misericordia misma.  

Con el fin de celebrar apropiadamente esta festividad, se recomienda rezar la Coronilla y la Novena a la Divina Misericordia; confesarse -para la cual es indispensable realizar primero un buen examen de conciencia-, y recibir la Santa Comunión el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.

Siete enseñanzas espirituales de Santa Faustina y la Divina Misericordia

Hay muchísima riqueza espiritual en la obra de Santa Faustina Kowalska, aquí 7 enseñanzas espirituales que pueden ayudar a los laicos a vivir con más intensidad y santidad su vida cristiana:

1.-OBEDIENCIA AL EVANGELIO Y CONFESION

Un día, durante la meditación matutina, oí esta voz: Yo Mismo soy tu guía, he sido, soy y seré; pero como Me pediste una ayuda visible, te la he dado. Lo había elegido antes de que Me lo pidieras, porque esto lo requiere Mi causa. Has de saber que las faltas que cometes contra él, hieren Mi Corazón; evita especialmente actuar a tu gusto, que en cada cosa mas pequeña haya un sello de la obediencia.(Diario, 362).

Muchas veces nos alejamos del Señor, somos católicos de nombre no de practica, no obedecemos ni el evangelio ni las enseñanzas de la Iglesia, esas faltas hieren el corazon de Cristo, debemos siempre obrar conforme a las enseñanzas de la fe, para que nuestra obediencia sea notoria y digna de ejemplo, tal y como enseña San Pablo:

Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros;Rom 16,29

2.-EVITAR MURMURACIONES:

Si se observara rigurosamente el silencio, no habría murmuraciones, amarguras, maledicencias, chismes, no seria tan maltratado el amor (23) del prójimo, en una palabra, muchas faltas se evitarían. Los labios callados son el oro puro y dan testimonio de la santidad interior. (Dirario 552)

Uno de los pecados que mas cometemos es las murmuraciones, amarguras, chismes y criticas del prójimo.  El Señor le enseña a Santa Faustina que los labios callados dan muestras de santidad interior. En nuestro camino espiritual, es el silencio quien debe primar frente a la critica a otros, frente a las murmuraciones. El Señor no hace más que recordarnos las palabras del Apóstol Santiago:

Hermanos, no murmuréis los unos de los otros. El que murmura del hermano y juzga a su hermano, murmura de la ley y juzga a la ley; pero si tú juzgas a la ley, no eres hacedor de la ley, sino juez. Santiago 4,11

Pero el problema es que no solo peca quien murmura, al menos hay 3 personas que obran mal:“A tres géneros de personas comunica el murmurador el contagio de sus calumnias, porque hiere al mismo tiempo a aquel de quien habla mal; a aquellos en cuya presencia dice mal, y a sí mismo que le está diciendo”. (S. Basilio, Ep. 75,)

3.-MISERICORDIA Y JUSTICIA

“Si el alma no practica la misericordia de alguna manera no conseguirá Mi misericordia e el día del juicio. Oh, si las almas supieran acumular los tesoros eternos, no serían juzgadas, porque su misericordia anticiparía Mi juicio.” (Diario 1317)

 Di a los pecadores que ninguno escapará de Mis manos.
Si huyen de Mi Corazón misericordioso,
caerán en Mis manos justas” (Diario, 1728).

 Estas enseñanzas de Jesus, son el recuerdo de otras que ya nos dijeron otros Santos de la Iglesia y la propia Escritura:

La justicia y la misericordia están tan unidas que la una sostiene a la otra. La justicia sin misericordia es crueldad; y la misericordia sin justicia es ruina, destrucción (SANTO TOMÁS, en Catena Aurea).

Oh, hombre, ¿cómo te atreves a pedir, si tú te resistes a dar? Quien desee alcanzar misericordia en el cielo debe él practicarla en este mundo. Y por esto, ya que todos deseamos la misericordia, actuemos de manera que ella llegue a ser nuestro abogado en este mundo, para que nos libre después en el futuro. Hay en el cielo una misericordia, a la cual se llega a través de la misericordia terrena (San Cesareo de Arles, Sermón 25).

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso (Lc 6, 36)

4.-EUCARISTIA:

Me veo tan débil que si no tuviera la Santa Comunión caería continuamente; una sola cosa me sostiene y esto es la Santa Comunión. De ella tomo fuerza, en ella está mi fortaleza” (Diario 1037)

 La Eucaristia es el Centro de la vida Cristiana, de ella el cristiano recibe las fuerzas y sosten de toda la vida espiritual, por eso se dice que con la Eucaristia vivimos eternamente: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. Quien comiere de este pan, vivira eternamente, y el pan que yo dare es mi misma carne para la vida del mundo. Jn 6,51-52.

Cuanto mas pura y mas casta sea un alma, tanta mas hambre tiene de este Pan, del cual saca la fuerza-para resistir a toda seducción impura, para unirse mas intimamente a su Divino Esposo: Quien come mi Carne y bebe mi Sangre, permanece en mi, y yo en el (LEON XIII, Enc. Mirae caritatis,28-V-1902).

 5.-MORTIFICACIONES:

Oh ustedes, pequeños, insignificantes sacrificios cotidianos, son para mí como las flores del campo con las cuales cubro los pies del amado Jesús. A veces, yo comparo estas pequeñeces con las virtudes heroicas, porque para su incesante continuidad exigen heroísmo» (Diario 208).

 El termino mortificación ha desaparecido actualmente del lenguaje espiritual católico, sin embargo en este texto del Diario se nos recuerda como debemos hacer pequeñas mortificaciones o sacrificios cotidianos, tal y como enseña la Biblia:Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros: fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; Col3,5

También los santos recuerdan esta enseñanza:

 Los cotidianos, aunque ligeros, actos de caridad: el dolor de cabeza o de muelas; las extravagancias del marido o de la mujer; el quebrarse un brazo; aquel desprecio o gesto; el perderse los guantes, la sortija o el pañuelo; aquella tal cual incomodidad de recogerse temprano y madrugar para la oración o para ir a comulgar; aquella vergüenza que causa hacer en público ciertos actos de devoción; en suma, todas estas pequeñas molestias, sufridas y abrazadas con amor, son agradabilísimas a la divina Bondad, que por solo un vaso de agua ha prometido a sus fieles el mar inagotable de una bienaventuranza cumplida. Y como estas ocasiones se encuentran a cada instante, si se aprovechan son excelente medio de atesorar muchas riquezas espirituales (SAN FRANCISCO DE SALES, Introd. a la vida devota, lll. 35).

 6.-SUFRIMIENTO

El sufrimiento es el tesoro más grande que hay en la tierra, purifica al alma. En el sufrimiento conocemos quién es nuestro verdadero amigo. El amor verdadero se mide con el termómetro del sufrimiento» (Diario 342)

 El sufrimiento purifica el mundo y nuestra alma, por eso el amor se mide con el sufrimiento, ya lo dijo Cristo, si le amamos cargaremos con la Cruz: Quien no carga con su cruz no es digno de Cristo Mateo 10,38

Quien le amare mucho vera que puede padecer mucho por El; el que le amare poco, poco. Tengo yo para mi que la medida de poder llevar gran cruz o pequeña es la del amor (SANTA TERESA, Camino de perfección,32,7).

 7.-UN DIRECTOR ESPIRITUAL

«Oh, qué grande es la gracia de tener al director espiritual. Se progresa más rápidamente en las virtudes, se conoce más claramente la voluntad de Dios, se la cumple más fielmente, se avanza en un camino cierto y seguro” (Diario 331).

En la vida espiritual, hay un consejo o director espiritual que te aconseja y te ayuda a ser mas santo, esto es enseñado en los santos y en la propia Escritura:

Trata a un varon piadoso, de quien conoces que sigue los caminos del Señor, cuyo corazón es semejante al tuyo y te compadecerá si te ve caído. Y permanece firme en lo que resuelvas, porque ninguno será para ti mas fiel que el. El alma de este hombre piadoso ve mejor las cosas que siete centinelas en lo alto de una atalaya. Y en todas ellas ora por ti al Altisimo, para que te dirija por la senda de la verdad. Si 37,15-19.

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