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Frodo: Un Super-Héroe sin poderes

Iniciaremos nuestra serie de personajes de películas con Frodo Bolson, un hobbit de la Trilogía de «El Señor de los Anillos», adaptación cinematográfica de los libros del escritor inglés John Ronald Tolkien. Frodo llevará a cabo, con cierta fortuna, que para Tolkien sería «eucatástrofe», la difícil misión de destruir el Anillo único, en la mismísima Montaña del Destino, lugar desde donde había sido forjada por Sauron, el Señor Oscuro.

La victoria de la magnanimidad


Iniciaremos nuestra serie de personajes de películas con Frodo Bolson, un hobbit de la Trilogía de «El Señor de los Anillos», adaptación cinematográfica de los libros del escritor inglés John Ronald Tolkien. Frodo llevará a cabo, con cierta fortuna, que para Tolkien sería «eucatástrofe», la difícil misión de destruir el Anillo único, en la mismísima Montaña del Destino, lugar desde donde había sido forjada por Sauron, el Señor Oscuro.

En el universo creado por Tolkien, los hobbits ocupaban el lugar menos preponderante; frente a los poderoso elfos, a los altivos hombres y los fuertes enanos, los hobbits rayaban la insignifancia; vivían lejos de los peligros, le gustaban las tareas campestres y hogareñas y detestaban las aventuras porque los atrasaban para la hora del té. Frodo, es un típico hobbit albo, una de las razas de hobbits, que se complace en comer seis veces al día, cuidar de su jardín, beber cerveza y fumar pipa sentado frente a su casa. (Precisamente mientras hacía eso, su tío Bilbo recibió la visita de Gandalf quien lo invitaba a una gran aventura que desembocaría en la historia de El Hobbit, historia en la que Bilbo encuentra el Anillo, alrededor del cual giraría después la historia del Señor de los Anillos).

Cuando su tío Bilbo, cumple 111 años, el mismo día que Frodo 33, desaparece gracias a un anillo mágico, y va a Rivendel para terminar la historia de sus aventuras con Gandalf y los enanos, dejando su casa y pertenencias a su sobrino Frodo y entre esas pertenencias el Anillo. Pronto entienden que se trata de uno de los Anillos forjados por Saurón, entonces toman camino a Rivendel, lo acompañan Sam y otros dos hobbits, para reunirse con el Rey de los Elfos del bosque, Elrond, en el camino, son perseguidos por nueve jinetes negros, quienes buscan desesperadamente el anillo. Cuando llegan a Pony Pisador conocen a Trancos, que en realidad se llama Aragorn. Quien salva a Frodo de morir, cuando fue acertado por la espada de uno de los jinetes negros. Juntos van a Rivendel, en ella se lleva a cabo el Concilio de Elrond, en la que se forma la Comunidad del Anillo, grupo cuyo fin es la destrucción del Anillo Único, forjado por Sauron en el Monte del destino, y que es el único lugar donde puede ser destruido. Frodo entonces se ofrece a portar la tan malévola carga el anillo, donde Saurón había puesto toda su maldad y fuerza.

Los nueve de la Comunidad, guiados por Gandalf pasan por innumerables dificultades, Gandalf es vencido en el interior de un antiguo reino enano por un balrog, Boromir muere. La Comunidad se diluye, Frodo y Sam, capturan a Gollum, el anterior portador de anillo, que además fue corrompido por este, quien los guía hasta el Monte del destino, se enfrenta a Ella-Laraña y los orcos en Cirith Ungol. Llega hasta el Monte del destino, cargado por su amigo Sam. En ese momento, cegado por la ambición decide no arrojar el anillo para su destrucción y se lo pone. Gollum le arranca el dedo, pero cae a las lavas ardiente del monte del destino, muriendo y destruyendo así el anillo. Frodo termina la historia tomando un barco en los puertos grises acompañando a los elfos que abandonan la Tierra Media.

En Frodo encontramos primero, un hobbit normal; pero exigido por los poderes del anillo, no duda en abandonar su comodidad y buscar la explicaciones a los raros fenómenos que suceden. Es herido, apenas abandona su comarca y esa herida, marcará su vida para siempre. Nunca más sería el mismo; desde entonces es capaz de empuñar una daga y defenderse, pero también atacar. El gesto suyo más sorprendente seguramente sea, su ofrecimiento como portador del poderoso anillo; en el concilio estaban los más poderosos de cada una de las razas de la Tierra Media, elfos, enanos y hombres, ninguno, sino un mísero hobbit decidió portar el destino de todas las criaturas del mundo. Gesto magnánimo, que fue el resorte que lo llevó hacia arriba; en el camino, se hizo fuerte, temerario, valiente; pero siempre fiel, tanto a sus costumbres como a su amistad, sobre todo la de Sam.

Soportó valeroso la gran tensión que produce portar el anillo; la maldad de Saurón lo envolvía y el peso del poderoso anillo se hacía cada vez mayor. Sus fuerzas físicas iban en detrimento a cada instante y a medida que se acercaba a la centro del Monte del destino. En la última tentación del anillo sucumbe, pues reclama el anillo para sí, así como miles de años atrás se había corrompido el corazón Isildur, cuando tuvo la oportunidad de destruir el Anillo para siempre. Tolkien elige al menos indicado de los personajes, para ser el encargado de destruir el Anillo y con ello la enorme amenaza que se cernía sobre todos los pueblos de la Tierra Media.

Frodo es en esta analogía el siervo sufriente, el portador-destructor del Anillo

Son conocidas las analogías cristianas que varios han hecho respecto de éste y otros personajes. El mismísimo Tolkien ha dicho que dicho que esas aplicaciones de hecho existen, pero que no fueron pensadas por él en principio. A Frodo se lo asocia con Jesucristo en su aspecto de víctima; aquel que tuvo como misión cargar con la pesada carga que no le correspondía, bajo ningún aspecto. Frodo es en esta analogía el siervo sufriente, el portador-destructor del Anillo, que es una verdadera carga para él. Su tarea, como la de Cristo, está rodeada de de angustia, dolor, sufrimiento y sacrificio personal. Solo él podía llevar el Anillo, así como solo Cristo podía cargar nuestros pecados. Para destruirlo tuvo que entrar al territorio de Saurón, como Cristo fue hasta el Calvario; como la de Cristo, el sacrificio de Frodo es un sacrificio vicario; la llevó en favor de otros. De todas estas formas el papel de Frodo fue análogo al de Jesucristo.

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