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Nuestro peregrinar en la tierra, nuestro peregrinar hacia el cielo

Desde tiempos inmemoriales, los cristianos realizan estos actos de culto llamados «procesiones» o «peregrinaciones» para manifestar con eso su devoción, su estado de «caminantes» en este mundo, y su corazón contrito delante de Dios. Una procesión no es otra cosa que una marcha ordenada y piadosa donde se ruega a Dios una gracia particular.
Nuestro peregrinar en la tierra, nuestro peregrinar hacia el cielo

Las peregrinaciones son procesiones más largas y son generalmente para agradecer algo o pedir algún favor. En nuestro país (Paraguay) son famosas las peregrinaciones en honor de la Virgen de Caacupé. En la Iglesia tradicionalmente se realizan procesiones en numerosas fechas: el día del santo patrono, la fiesta de la candelaria, el Domingo de Ramos, en la noche de pascua (durante la entrada de la luz) o en las témporas. En todas ellas se ruega a Dios una gracia especial.

La peregrinación o procesión no es una marcha cívica, ni una caminata saludable. Conviene entonces que sepamos qué es una peregrinación o procesión:

  • Es acto de penitencia: por lo cual debemos estar dispuestos a hacer un sacrificio por nuestros pecados y en honor de Dios, evitando las quejas o la conducta chabacana.
  • Es acto de oración: y por lo tanto debemos dedicar la misma a rezar mucho, por nosotros y por nuestros familiares y amigos; también por nuestros enemigos.
  • Es acto de culto: y por tanto debemos comportarnos como si estuviéramos en el mismo templo.
  • Es acto de fe pública: y por tanto hemos de perder la vergüenza y testimoniar nuestro amor a Dios, atrayendo así a otros hacia Él.
  • Es acto de acción de gracias: y por tanto hemos de estar contentos de ofrecer a Dios algún esfuerzo, como gratitud por los beneficios recibidos.

El objetivo de una peregrinación es la santificación del alma a través de las gracias pedidas a Nuestro Señor, por intercesión de la Virgen María, ofreciéndole las penitencias, sacrificios y oraciones que se realizan durante la misma. Peregrinar es una práctica que todo cristiano debe procurar hacer para el aumento de la gracia en su alma.

¿Por qué peregrinamos?

Peregrinamos para recordar nuestra condición de «viatores» (lat. en camino), de hombres que están en camino hacia la patria celestial. Siempre comenzamos la peregrinación en un cierto lugar, alejado de la Iglesia, y se concluye la procesión dentro del Templo, representando así nuestro caminar en la vida mortal, el cual comenzamos con el Bautismo y lo concluimos en la vida eterna.

Peregrinamos también para pedir perdón por nuestras faltas y pecados, para hacer penitencia. De hecho, una peregrinación no es algo fácil y exige cierto sacrificio.

Nuestros pecados requieren de nosotros ese sacrificio para expiarlos, para pagarlos de algún modo.

¿Qué gracias especiales pedimos a Dios?

  • Pedimos principalmente la perseverancia final, de tal modo que al final de nuestras vidas podamos tener tiempo de arrepentirnos de nuestros pecados e ir al cielo.
  • Pedimos la gracia de ser fieles a Dios, cumpliendo sus mandamientos y sirviendo al prójimo.
  • Pedimos, además, la conversión de los pecadores, dándoles a ellos un testimonio de esta fe que profesamos y que es el único camino de salvación.
  • Pedimos por los necesitados, para que encuentren ayuda y consuelo en los cristianos caritativos.
  • Pedimos, finalmente, por las intenciones de nuestro corazón: materiales o espirituales, para que Dios nos conceda si está en su santa voluntad.

¿Cómo se participa en una procesión o peregrinación?

El modo de participar se deriva de las cualidades de una procesión o peregrinación:

  • Como acto de penitencia: Es necesario aprovechar la peregrinación para arrepentirse de los pecados y pedir perdón a Dios. Se puede pedir a Dios la gracia del arrepentimiento. Normalmente, en las peregrinaciones siempre habrá sacerdotes disponibles para la confesión durante todo el trayecto.
  • Como acto de oración: Se debe aprovechar toda la procesión para cantar cánticos religiosos y hacer oración. El rezo del rosario, el vía crucis y otras oraciones ayudan a recoger más frutos.
  • Como acto de culto: Es necesario estar recogidos al máximo. No es momento para hablar con los amigos, o hacer gestos y bromas. Recogimiento no es otra cosa que guardar silencio interior, para escuchar la voz de Dios; y exterior, para que sea ayudado el silencio interior. Así como podría comportarme durante la Santa Misa, así es necesario que me comporte también en una procesión.
  • Como acto de fe pública: se ha de hacer el esfuerzo de no avergonzarnos de nada que corresponda a nuestra fe. Por eso durante la procesión se llevan signos externos que manifiestan esa fe interior que no se ve a simple vista.
  • Como acto de acción de gracias: es necesario tener el corazón agradecido y jubiloso, de tal manera que todo el esfuerzo de la peregrinación o de la procesión no sea sino un gesto de amor a Aquel que primero nos amó.

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¿Qué cosas se pueden preparar para la peregrinación?

Los grupos de jóvenes pueden preparar indumentarias identificatorias (remeras o pañoletas) y, lo más llamativo, los estandartes y cruces procesionales. De hecho, cada grupo o familia puede llevar su propio estandarte y cruz procesional.

Se deben evitar las ropas ajustadas o «cómodas» que dejen ver partes del cuerpo. También habrá que evitar los instrumentos estridentes, como trompetas o tambores. Por otra parte, se debe prever un calzado apropiado para caminar y una ropa floja que no cause heridas en las piernas, si la peregrinación fuera muy larga.

Delante de la procesión normalmente irá una imagen que representa a Cristo, Santa María o los Santos, que nos guían en nuestro camino a la Patria Celestial.

Y los jóvenes ¿por qué deberíamos peregrinar y hacer sacrificios?

Con todo, no faltará quien piense que no es tiempo de hablar de penitencia a los jóvenes en su tierna edad. Decimos, sin embargo, que a esta edad hay que hablar de la penitencia con más fervor, porque la juventud no ha sido hecha para el placer sino para el heroísmo; y nos parece que no se aprende a ser heroicos sino con el sacrificio y la penitencia, a ejemplo de los grandes santos, que jamás se relajaron en el placer.

Pretendemos pues formar una juventud heroica, ferviente, con firmes convicciones cristianas. Y las procesiones pueden ser uno de los grandes instrumentos pedagógicos para lograr este objetivo, si se las presenta como medio de formación de las virtudes.

En resumen

  1. Una peregrinación es un acto religioso. La conducta debe estar de acuerdo con esta realidad. Uno debe participar en una peregrinación buscando honrar a Dios.
  2. Tener en mente las intenciones por las cuales se ofrece la peregrinación.
  3. Dedicar tiempo para la preparación previa: oración, ayunos, obras de caridad, meditación y lectura, en vista a aprovechar mejor la peregrinación.
  4. Preparar para la peregrinación símbolos externos: estandartes, banderas, imágenes procesionales o cualquier cosa que exprese la fe. Evitar fuegos artificiales, instrumentos sonoros u otras cosas que impidan o dificulten la oración.
  5. Llevar rosarios, libros de cantos, devocionario o exámenes de conciencia, para ayudar a la oración.
  6. Llevar ropa cómoda, pero no ajustada o indecente. Las mujeres pueden llevar buzos pero no calzas o parecidos. Los varones pueden llevar buzos pero no pantalones cortos o shorts. Llevar además sombreros o kepis para protegerse de la insolación
  7. Prever protector solar para aquellos que tengan piel sensible.
  8. Llevar agua en botellas o termos.
  9. Preparar lista de propósitos para ofrecerlos a Nuestra Señora al final.
  10. Agradecer a Dios la gracia de poder caminar junto a él, como su Hijo, en esta vida, y por tener la esperanza de encontrarlo en la vida eterna.

Recopilación de la Pastoral de Juventud de Ciudad del Este
Para la Peregrinación de jóvenes a Caacupé (Año 2014)

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