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Indulgencia Plenaria para la Solemnidad de Cristo Rey

La Iglesia concede Indulgencia Plenaria al fiel cristiano que, en la solemnidad de nuestro Señor Jesucristo Rey rece públicamente el acto de consagración del género humano a Jesucristo Rey; en cualquier otra circunstancia, la indulgencia será parcial.
Indulgencia Plenaria para la Solemnidad de Cristo Rey

Dice el Padre José María Iraburu: «Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera. Cada día confesamos en la liturgia –quizá sin enterarnos de ello– que Cristo “vive y reina por los siglos de los siglos. Amén”. No sabemos cuándo ni cómo será la victoria final del Reino de Cristo. Pero habiéndosele dado a Cristo resucitado, en su ascensión a los cielos, “todo poder en el cielo y en la tierra” (Mt 28,18); siendo el Rey del universo, el Rey de todas las naciones; teniendo, pues, sobre la historia humana una Providencia omnipotente y misericordiosa, estamos bien seguros de la victoria final de Cristo, que todo lo sujetará a su imperio benéfico.

Reafirmemos nuestra fe y nuestra esperanza. La secularización, la mundanización, es decir, la complicidad con el mundo, el horizontalismo inmanentista, la debilitación y la falsificación del cristianismo proceden hoy del silenciamiento y olvido de Cristo Rey hoy, y mañana Rey en la Parusía. Sin la esperanza viva en la segunda Venida gloriosa de Jesucristo, único Rey y Salvador del mundo, los cristianos malviven defraudados, y caen en la apostasía. Para evitar la persecución del mundo esconden su identidad cristiana, y acaban por renegar de ella».

Indulgencia Plenaria

Dice el Manual de Indulgencias: «Se concede indulgencia plenaria al fiel cristiano que, en la solemnidad de nuestro Señor Jesucristo Rey rece públicamente el acto de consagración del género humano a Jesucristo Rey; en cualquier otra circunstancia, la indulgencia será parcial»

Jesús dulcísimo, Redentor. Acto de Consagración del Género Humano a Jesucristo Rey 

Jesús dulcísimo, Redentor del género humano, míranos arrodillados humildemente en tu presencia. Tuyos somos y tuyos queremos ser; y para estar más firmemente unidos a ti, hoy cada uno de nosotros se consagra voluntariamente a tu Sagrado Corazón. Muchos nunca te han conocido; muchos te han rechazado, despreciado tus mandamientos. Compadécete de unos y de otros, benignísimo Jesús, y atráelos a todos a tu Sagrado Corazón.

Reina, Señor, no sólo sobre los que nunca se han separado de ti, sino también sobre los hijos pródigos que te han abandonado; haz que vuelvan pronto a la casa paterna, para que no mueran de miseria y de hambre. Reina sobre aquellos que están extraviados por el error o separados por la discordia, y haz que vuelvan al puerto de la verdad y a la unidad de la fe, para que pronto no haya más que un solo rebaño y un solo pastor.

Concede, Señor, a tu Iglesia una plena libertad y seguridad; concede a todo el mundo la tranquilidad del orden; haz que desde un extremo al otro de la tierra no se oiga más que una sola voz: Alabado sea el Divino Corazón, por quien nos ha venido la salvación; a él la gloria y el honor por los siglos. Amén.

***

Oración para pedir el Reinado de Cristo

¡Oh Cristo Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho, ha sido creado para ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus pompas y a sus obras; y prometo vivir cristianamente. Y,  de un modo particular, me obligo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia.

Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que, de esta manera, el reino de tu paz se establezca en todo el universo. Amén.

CONDICIONES PARA GANAR INDULGENCIA PLENARIA

1. Tener la intención de ganar Indulgencias.
2. Confesión Sacramental. La confesión puede hacerse el mismo día que se quiere ganar la indulgencia o bien, como se dijo: 8 días antes o bien, 8 días después.
3. Comunión Eucarística. Se debe comulgar el mismo día que se quiere ganar la indulgencia plenaria.
4. Orar por las intenciones del Santo Padre (Padre Nuestro, Ave María y Gloria) para afirmar la propia pertenencia a la Iglesia, cuyo fundamento y centro visible de unidad es el Romano Pontífice.
5. No tener afecto a pecado alguno (ni venial siquiera). Tener la intención de evitar cualquier tipo de pecado.
Nota: La indulgencia plenaria solo puede ser adquirida una vez en el transcurso del día.

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