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Restaurar todo en Cristo Rey

Cristo es Rey de la Iglesia. Cristo reina en la Iglesia y no puede ser destronado; un ejemplo de ello fueron los cristeros, quienes se lanzaron a la lucha contra los enemigos de la Iglesia que intentaban impedir la soberanía de Jesucristo.
Restaurar todo en Cristo

San Agustín nos enseña que debemos: «Corregir a los indisciplinados. Confortar a los cobardes. Sostener a los débiles. Refutar a los adversarios. Instruir a los ignorantes. Estimular a los indolentes. Aplacar a los soberbios. Apaciguar a los pendencieros. Ayudar a los pobres. Liberar a los oprimidos. Mostrar aprobación a los buenos. Instaurar todo en Cristo».

Dr. Caponnetto

***

El reinado de Jesucristo debe restaurarse en los siguientes ámbitos: 

1.- Cristo Rey de la patria terrena. Cristo lloró por su patria terrena al verla alejada de la verdad, contrahecha. 

2.- Cristo Rey de la patria eterna. Los mártires han podido ver en el momento de su martirio a Cristo en la patria eterna.

3.- Cristo Rey de la Iglesia. Cristo reina en la Iglesia y no puede ser destronado; un ejemplo de ello fueron los cristeros, quienes se lanzaron a la lucha contra los enemigos de la Iglesia que intentaban impedir la soberanía de Jesucristo.

4.- Cristo Rey del sacerdocio. El sacerdote debe ser un vasallo fiel del Rey del Sacerdocio repitiendo el portento de la transubstanciación en la Eucaristía. 

5.- Cristo Rey de mi alma. No debemos servir a dos señores, sólo se puede vivir una vida plena en la imitación de Cristo. 

6.- Cristo Rey de los niños. Cristo es el que promulga la primera ley en defensa de los niños y exige a sus apóstoles que sean como niños. La niñez es una gracia y no una etapa biosociológica. Los niños son todos vasallos de Cristo Rey. 

7.- Cristo Rey de los jóvenes. Cristo pide al joven que abandone todo y lo siga. La juventud es la edad del heroísmo, hay que insuflarles a los jóvenes la caridad para que no sigan la corriente, sino que la remonten y recuperen el decoro y la decencia de nuestros auténticos caudillos. 

8.- Cristo Rey de los dolores. Los judíos que siguen arrojando piedras contra Cristo tienen que arrepentirse. Debemos sostener la Cruz de Cristo con amor ferviente y seguirlo, poniendo nuestros pies en sus huellas. 

9.- Cristo Rey de los atribulados. La paz sea con vosotros ha dicho Nuestro Señor Jesucristo y desde entonces no cesa de consolar a los atribulados. Debemos tener simpatía con las tribulaciones de Cristo. 

10.- Cristo Rey de los confesores. Cuando un mártir muere, hay otros que surgen espontáneamente para confesar a Cristo. 

11.- Cristo Rey de la vida humana. Esa vida puesta al servicio de Dios, como el general Moscardó que ante la amenaza de los comunistas de que si no entregaba la ciudad de Toledo matarían a su hijo que tenían prisionero, tomó el teléfono para hablar con su hijo y le dijo: Al llegar la muerte grita: «Viva España y Dios». 

12.- Cristo Rey de la muerte. El pacifismo es anticristiano y la muerte no es el peor de los males, lo peor es vivir como cobarde. Cristo es el Rey de la buena muerte para quien muere por Él. 

13.- Cristo Rey de las familias. Cristo es Rey de los padres y de las madres, de los hijos y de los hermanos. Las madres han de saber defender hasta la muerte a sus hijos. 

14.- Cristo Rey de los lugares. Cristo es Rey de todos los lugares y por ello somos peregrinos. La figura señorial de Cristo debe señorear todos los lugares. 

15.- Cristo Rey de los tiempos. Al final de los tiempos Cristo volverá victorioso y nos ha prometido su asistencia hasta aquel postrer momento. 

Una buena guía para la acción nos ha dejado el P. Castellani: «Dar con la vida testimonio de la verdad. Luchar contra el error religioso, contra la mentira». Sin ello no puedo salvar mi alma y no es lícito siquiera comer y dormir. Es traidor o verdugo de la verdad aquel que cede. No podemos ceder en el testimonio de la verdad.

¡Cristo Rey, yo te reconozco como Rey Universal. Venga a nosotros tu Reino y reina en todo el mundo, Rey del amor!

Oración para pedir el Reinado de Cristo
¡Oh Cristo Jesús! Te reconozco por Rey Universal. Todo cuanto ha sido hecho, ha sido creado para ti. Ejerce sobre mí todos tus derechos. Renuevo las promesas de mi bautismo, renunciado a Satanás, a sus pompas y a sus obras; y prometo vivir cristianamente. Y,  de un modo particular, me obligo a hacer triunfar, según mis medios, los derechos de Dios y de tu Iglesia. Divino Corazón de Jesús, te ofrezco mis pobres acciones para obtener que todos los corazones reconozcan tu sagrada realeza, y para que, de esta manera, el reino de tu paz se establezca en todo el universo. Amén.


Conferencia pronunciada por el Dr. Caponnett

en el X Foro Internacional Fe y Ciencia: «Cristo Rey»

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